Ya hablamos anteriormente sobre la web 2.0 o web social, cuyos principios básicos son, entre otros: colaboración, comunicación, participación y aportación.
Con ella, el consumidor también evoluciona hacia un consumidor 2.0. Se denominará en el mundo del marketing como ADPROSUMER (AD: anuncio – PRO: productor – SUMER: consumidor).
El cliente 2.0 no hace simplemente una compra. Reclama una experiencia positiva de compra. Reclama información, transparencia, asesoramiento, comunicación, contenidos prácticos y atención personalizada, así como bajo coste y calidad. Además de consumir, genera contenido, interactúa con la marca y anuncia su experiencia para informar a otros consumidores.
El adprosumer, por lo tanto, tiene un papel esencial en la imagen de la marca y en su promoción (tanto positiva como negativa). Dirige indirectamente las acciones de marketing y publicidad de las empresas y crea una comunidad en torno a la marca y su experiencia.
Con la llegada de la web 2.0 y el boom de las redes sociales, el consumidor pasa de ser un mero espectador a ser el centro del consumo. Hay que cuidarlo, informarlo con precisión e interesarnos por su opinión respetando las críticas.